ADVERTENCIA- Leer este blog no sirve como vacuna contra NINGUNA enfermedad, por ejemplo:

Gripe A , Escorbuto, Poliomielitis, Sarna, Piojuelo

¿Por qué Luisito Suárez no seleccionó a Luis Milla para Italia 90?

lunes, 9 de septiembre de 2013

Ética periodística

Soy periodista y no sé qué hacer con un carrete de mi viaje a Bélgica porque contiene fotos del Maneken Pis.

viernes, 22 de octubre de 2010

Cuento infantil: La rana azulgrana y el caballito nihilista (Tercera parte)

El malvado príncipe decidió entonces llevar a la hechizada princesa, la ranita parlante y la chica que estaba de pegote a su castillo encantado, en la lejana y mágica tierra de Parla; un lugar muy muy remoto al que muchos niños iban en moto, pero ellos fueron en Cercanías.

Al malévolo príncipe no le gustó nada tener que pagar el billete de Alma, que no pintaba un huevo y encima no tenía abono transporte, pero lo hizo impulsado por una extraña fuerza superior a él; digamos que estaba escrito que lo haría así, y sin rechistar ¿Eh? No contenta la desconocida con hacerle apoquinar, le dio un viajecito de cuidado contándole que si bailaba muy bien flamenco, que fíjate lo que hacía su amiga la Vero, que si su perro Moe... En contraste con su amada que, delicada, sutil, ligera, roncaba estruendosamente babeando el cristal.

El castillo encantado se hallaba, como casi todos, en lo alto de una gran colina rodeada de acechantes peligros; y todos ellos se acercaban con la excusa de si tenías un cigarro. Finalmente, tras muchas vicisitudes y peripecias, llegaron al 2º B sanos y prácticamente salvos.

La fortaleza estaba dividida en dos alas; la majestuosa ala este que contaba con una habitación de matrimonio y el baño con ducha, y la impresionante ala oeste con el salón-comedor-sala de estar con sofá cama y cocina americana de butano. Se puede decir que era el típico castillo de cuento, común y corriente sin más; indistinguible de cualquier otro salvo por pequños detalles como que en el aseo el universo era digital y existían los valores absolutos, mientras que en la habitación era analógico y todo era relativo al observador. O sea, mientras estabas cagando existía la justicia como concepto puro, pero luego te ibas a acostar y ya dependía del caso.

Y luego estaba lo del segundo cajón del mueble de la cocina...

Como en todo castillo de cuento que se precie, habitaban en él mágicos y adorables personajes secundarios: 'Grasilla', la pizpireta mancha de aceitazo que vivía en la campana, y la graciosa y alegre 'Gotilla' que tenía fijada su residencia al lado de la taza del váter.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Cuento infantil: La rana azulgrana y el caballito nihilista (segunda parte)

Y el batracio tenía razón, como casi siempre. Mas cuando su irreflexivo dueño se disponía a reemprender la marcha se le acercó una persona que podría haber sido descrita como una chica por alguien poco detallista, o como una chica joven por alguien un poco más detallista, o como una chica joven y guapa con gafas por Arturo Pérez Reverte,  y se dirigió a él en tono jovial:

-Hola.
-Hola- dijo Segismundo con tono entre malvado y a ver qué quiere esta.

Pero la chica permaneció ahí parada sin decir nada más, así que el príncipe malvado tras dirigirle un media sonrisilla, reemprendió la marcha, algo extrañado, en pos de su amada.

A los cinco pasos se dio cuenta de que la chica le seguía a cierta distancia; una distancia prudencial de unos tres centímetros.

-¿Querías algo?
-No...

Así que Segismundo continuó... Y la chica.

-Oye, ¿Qué quieres? ¿Por qué te vienes conmigo?
-No sé...
-¿Cómo que no sabes?
-Pues no, no sé... Es que soy Alma, la sobrina de Javi.
-¿De qué Javi?
-Del escritor del cuento.
-¿Cómo?
-Javi, el autor del cuento, que es mi tío.
-¿De qué cuento?
-Pues de este, no va a ser de Caperucita Roja...
-¡Aaaah!- Dijo Segismundo convencido de que la chica podía ser una loca peligrosa -¿Y qué quieres, Alma mía?
-Es que no sé lo que quiero, me ha dicho mi tío que me iba a meter en el cuento y aquí estoy- dijo la chica con un acento extremeño/alcarreño que tiraba para atrás.
-O sea, que tu tío te ha enchufado en el cuento... Porque esto es un cuento ¿No?- Dijo Segis mirando lentamente alrededor.
-Hombre, llevas una rana que habla en verso en el bolsillo... Por cierto, me la imaginaba más azulgrana...
-Claaaro... ¿Y cómo acaba este cuento, me caso con una princesa?
-Pues no se sabe todavía, es que mi tío sólo ha escrito la primera parte. De momento sólo se sabe que eres malvado y que te has enamorado de una friki que te cagas.

Fue pronunciar esas palabras y Segismundo sintió una punzada en el estómago; eran los gases de nuevo. Al segundo se recuperó y maravilló ¿Cómo era posible que aquella chica supiera toda esa cantidad de detalles privados? No había duda de que tenía razón, aquello era un cuento y él era el protagonista. Fue más allá en su razonamiento: Contaba con la sobrina del autor, tenía que aprovecharlo...

-Oye, ¿Tienes el teléfono de tu tío?
-No, pero se lo puedo pedir a mi padre.
-Pero, te llevas bien con él, ¿No?
-Puufff, es que es un poco raro...
-¿Raro?
-Sí, siempre habla con palabras raras, y mira el cuento que está escribiendo...
-Pero es majo ¿No?
-Pichí pichá...

Nota del autor: Oye Alma Isabel, vale ya ¿No?

-Procrastinaremos entonces el tema autor y atenderemos lo más urgente; perseguir a mi amada.
-Jopeta, si va a ser autobiográfico...
-¿Cómo?
-Nada- sonrió Alma.

Y así lo hicieron los tres, con tan buena suerte que al doblar la esquina ¡ZAS! Allí estaba ella; etérea, resplandeciente, grácil, delicada, tirada en un portal echando la pota.

¿Es posible tener dos flechazos en un periodo de cuatro minutos? Pensable sí es, posible me parece que también, plausible, quizás, pero a Segismundo no le ocurrió. Como todavía le duraba el de la visión anterior, lo recuperó y se aferró a él.

-¡Oh, amada mía!
-¿Eh? ¿Qué pasa? ¿Eres un ángel? ¡Te cambia de color la ropa!- Dijo ella visiblemente atribulada.
-Seguramente es presa de algún hechizo maligno...- Le comentó Segismundo a la rana y la chica que estaba allí por estar.
-Sí, del hechizo 'Amarillus de cannabis'- terció Alma guiñándole el ojo a Stoichkov, a lo que el anfibio recitó:

Disfrazadas porretas
potando sin pudor,
anuros poetas
y sobrinas del autor

Mi príncipe con gases
como él solo malvado
de grandes personajes
muy bien acompañado

Tragicómico y gordo
comienza sus andanzas;
BIENVENIDOS A BORDO
que rían sin templanza

Y el público la ovaciona puesto en pie, mientras el telón cae suavemente sobre el escenario. ¡No! No, perdón, que no es una obra de teatro... Es un cuento infantil.

viernes, 8 de octubre de 2010

Cuento infantil: La rana azulgrana y el caballito nihilista (Primera parte)

Érase una vez un despertador: ¡RIIING RIIING! y érase una vez un príncipe malvado que se levantó y sonrió malvadamente. Después se lavó los dientes malvadamente, se duchó malvadamente, se afeitó malvadamente y desayunó malvadamente.

En contra de lo que cabría esperar, ya no hizo nada más malvadamente en el resto del día; digamos que hizo cosas de forma neutra, y eso que todos los días solía montar en bicicleta impíamente y visitar perversamente a sus tías, que solían invitarle a pasteles que él comía nalevolamente, pero ese día no pudo hacer nada de eso porque fue a matricularse en Psicología por la UNED.

Se llamaba Segismundo y era un príncipe malvado, pero que muy malvado; vamos, de malvado que era, era tonto.

Hete aquí que el malvadazo del príncipe Segismundo tenía como mascota una rana; no una rana cualquiera, qué va, una rana azulgrana.

Aquel anfibio tenía una particularidad maravillosa: ¡La rana azulgrana hablaba en verso! Eso sí, sólo los días que jugaba el Barça. Decía además cosas muy interesantes, no daba puntada sin hilo. Era la rana azulgrana bastante objetiva, ecuánime y cabal en sus juicios, salvo en los referidos a Iturralde González, como es natural.

Solía viajar la rana azulgrana en un bolsillo de la camisa del malvado príncipe mientras este cabalgaba por las llanuras a lomos de blancos corceles o cogía el metro, y desde allí divisaba el mundo, reflexionaba sobre las más fundamentales cuestiones, e intentaba atrapar a alguna mosca de picoteo.

Aquel día jugaba el Barcelona contra el Valladolid, y Stoichkov, que así se llamaba la ranita, le dijo al príncipe malvado:

Segismundo, despistado,
la parada te has pasado.
Jugando a la PSP
las estaciones ni ves.
Con tanto Pro Evolution
tú ya no tienes solution.

- Tiene razón el bichejo, me he pasado de lista... tendré que bajarme en Goya e ir andando- pensó el malvado príncipe. Y así lo hizo, mas cuando subía las escaleras vio aparecer a lo lejos a una dama resplandeciente con un vestido rosa fucsia muy elegante, y un sombrero picudo rosa fucsia ligeramente elegante y unos zapatos de tacón rosa fucsia razonablemente elegantes y unos calcetines blancos de sport que arruinaban todo el conjunto. La misteriosa doncella portaba en su mano una varita mágica o quizá un pirulo tropical, no lo veía bien, pero estaba clarísimo que era una singular, extraña, rara y única hada, o una chica normal y corriente disfrazada de hada.

En aquel momento, Segismundo sintió una punzada en el corazón, como si una flecha lo atravesara; eran gases. Cuando se repuso y alivió, se dio cuenta de que estaba perdidamente enamorado de aquella ninfa que giraba la esquina y salió corriendo tras ella sin más.

Segis no estaba en una gran forma, a pesar de que había seguido un riguroso (y malvado) plan de entrenamiento echando carreras a liebres en las que intentaba andar lo más despacio posible. Se había sometido además a una estricta dieta a base de sopa muy caliente, caliente y en su punto, un pastel, y un tarrito de miel y de postre manzana envenenada, que le habían recomendado en el Natur House de la calle Hamelín. Pero por alguna extraña razón no lograba bajar de 140 kilos, bien distribuidos a lo largo de su imponente 1,55 de estatura, eso sí.

Su ligero sobrepeso le obligó a parar para reencontrarse con su resuello cuando llevaba recorridos unos diez metros, lo que aprovechó la juiciosa rana azulgrana para reprocharle:

Ya te has prendado del hada
mi enamoradizo dueño,
me parece una chiflada
más que una amante de ensueño

No perseguirla sería
mi amigo lo más prudente,
parece el tipo de gente
que acaba en comisaría

Pero por más que te diga
ya me ha pasado otras veces
no creo que yo consiga
que te muevas de tus trece

miércoles, 6 de octubre de 2010

Anything Disclaimer

Comentaros un par de cosas a los que leéis este blog:

1- Varios me habéis dicho que no hace gracia.

ESTE NO ES UN BLOG HUMORÍSTICO; las historias en él contenidas no pretenden ser graciosas. No sé por qué os habrá dado esa impresión.

2- Varios me habéis dicho que os parece una mierda y que no hay quien se lo lea.

ESTE BLOG ESTÁ PENSADO PARA QUE GUSTE DESPUÉS DE MUERTO SU AUTOR; lógico que ahora no os guste que todavía estoy vivito y coleando todo lo que puedo. Esperad a que me muera y si no os gusta criticáis.

El sentido de la vida - El Gran Retortijón (Parte IV)

El sentido de la vida es una película de los Monty Python; eso sí,  no la que usted cree.

Al final de la Era Ridícula Dios se apareció a la Humanidad para aclarar ciertos aspectos sobre la existencia; lo hizo en una rueda de prensa casi tan multitudinaria como las de Mourinho. La primera pregunta fue directa al grano:

Periodista: José Huete del diario AS; señor... Supremo Hacedor: ¿Cuál es el sentido de la vida?
Dios: El sentido de la vida es una película de los Monty Python.
P: Muy gracioso, Su... Su Majestad Celestial, pero la pregunta era en serio...
D: Y la respuesta también; en concreto, se trata de la película 'La vida de Brian' del año 1979.
P: ¿Cómo?
D: El universo fue creado expresamente para que se hiciera esa película.
P: Perdone, Su... Divina... Divina Excelencia, pero no entendemos nada...
D: A ver; a mí me gustaba esa pelílcula y creé este universo para que se hiciera, punto.
P: ¿'El sentido de la vida'?
D: No, 'La vida de Brian'.
P: Entonces, ¿El sentido de la vida es 'La vida de Brian'?
D: Sí, correcto.
P: ¿Todo el universo fue creado para que se hiciera una película?
D: Realmente hay algunas partes que se hacen un poco pesadas... Pero tiene unos puntos buenísimos, como el de Pijus Magníficus- Se ríe - ¡Qué bueno!

miércoles, 21 de julio de 2010

Los guiones torcidos de Dios

Dios me tiene hasta los cojones últimamente; cuando no le da por el cubo de Rubik, quiere abrir una tienda de Hello Kitty, al día siguiente se quiere hacer budista, al otro quiere poner energía renovable en la chabola, al otro erradicar el hambre en el mundo y así. Lo último es que quiere ser guionista.

Si el cubo de Rubik se le da como el culo, lo de los guiones es para echarle de comer aparte. Está escribiendo un bodrio que ni José Luis Garci, y me lo cuenta como si fuera una idea brillantísima:

-A ver, sería la serie 'Friends' ¿Vale?- Calada al porro - pero ambientada en la URSS de 1948 - calada - y los protagonistas son zombies. Ellos creen que son zombies de hombres lobo, pero en realidad son zombies normales, lo que da lugar a un montón de divertidos equívocos- calada - ¿Vale?
-¿Qué tiene que ver eso con 'Friends'?
-Espera... El caso es que son zombies normales ¿Vale? Y ellos creen que son zombies de hombres lobo y...
-¿Por qué creen eso? ¿Cuál es la diferencia entre...?
-Espera... Y los cambios de plano son Andrés Aberasturi fuera de contexto; por ejemplo en una clase con adolescentes haciendo de alumno- calada - o en la playa vestido de frac ¿Vale?
-...
-Espera... Y en las escenas de interior las paredes se derriten y los árboles dan oro y van andando entre nubes ¿Vale?
-No, no vale, eso no tiene ni pies ni cabeza.
-Y se da a entender que beben orines de... ¿Cómo?
-¿Qué coño es eso? ¿Cómo alguien va hacer una película de eso?
-Lo narra una voz en off.
-¡Ah, claro! entonces ya me cuadra todo ¡No te jode!
-¿Qué quieres decir?
-Que eso son gilipolleces inconexas, no un guión. No hay por dónde cogerlo.
-¿Eso qué es, una crítica constructiva?- Está apunto de echarse a llorar.
-No, hombre... Es que no veo... Parece una locura sin sentido.
-Oye, te recuerdo que estás dando vueltas a una bola de fuego sobre una piedra ¿Tiene eso más sentido?
-La verdad es que no...

viernes, 2 de julio de 2010

meloheinventado.com entrevista a Roger Federer

Son las 16:03 del 1 de julio, hace dos días que Roger Federer fue derrotado por Berdych en Wimbledon 2010. En las próximas fechas, por esos tejemanejes de puntuaciones de la ATP, que yo no comprendo (y usted tampoco) va a perder incluso su condición de número dos del mundo.

Espero nervioso en el Hall del Hotel Carlton Burgo de Osma; es la primera vez que voy a entrevistar a un personaje tan mediático (importantes son todas las personas por igual) y me siento un poco atenazado por la responsabilidad ¿Sabré romper el hielo? ¿Se mostrará Federer frío debido a su 'mal momento'? Lo sabré en un instante, porque le estoy viendo salir del ascensor.

Avanza con movimientos armoniosos, como cuando juega. Lleva una elegante chaqueta Príncipe de Gales y unos vaqueros, da imagen de gentleman,  como cuando juega. Me parece altísimo, por la tele no da esa impresión. Se le ve sereno y relajado, como cuando juega.

Sonríe amablemente mientras nos damos la mano y le indico que se siente. Su representante y esposa salen del otro ascensor y se despiden con un gesto; se van de visita por la ciudad. Le pido al mejor tenista de la historia (hasta hoy, que a Nadal le queda mucha cuerda) que se ponga 'comfortable'; la entrevista será en inglés. Hemos pactado diez minutos, allá vamos:

Yo: -Señor federer, ¿Le parece bien hincharse de alubias antes de hacer un viaje de siete horas en avión?
Roger Federer:-Eeer... No...
Yo:-Parece sorprendido por la pregunta...
RF:-Es que lo estoy, ¿Es una broma?
Yo:-No, para nada.
RF:-¿Qué clase de pregunta es esa?
Yo:-Una pregunta para romper el hielo, si le ha molestado por algo...
RF:-No es que me moleste, es que me parece absurda.
Yo:-A mí también me parecen absurdas otras cosas...
RF:-¿Qué? ¿Qué insinúa?
Yo:-No insinúo, afirmo que me parecen absurdas otras cosas...
RF:-¿Qué quiere decir con eso?
Yo:-Oiga, si está enfadado por haber perdido...
RF:-Esto es ridículo, fin de la entrevista. Es usted...-Se levanta con intención de irse, yo le pido que no lo haga.
Yo:-Por favor, empecemos de nuevo, es un malentendido, se lo ruego...- Pero no se detiene, yo le persigo por el hall hacia los ascensores. Los empleados del hotel nos miran de reojo atónitos.-Mire, tenía varias preguntas iniciales para relajarnos y he escogido mal, por favor...- Mira mi cara suplicante y se ablanda.
RF:-No más tonterías.
Yo:-Se lo prometo- logro que regresemos a los asientos. Federer no parece estar ya relajado, me mira con impaciencia.
RF:-Este tiempo cuenta para los diez minutos.
Yo:-De acuerdo- Necesito una pregunta neutra y facilona para que se suelte, mejor no tocar ningún tema escabroso, eludo el tenis por ese motivo. Federer me escruta con la mirada, ni siquiera se ha apoyado en el respaldo.
RF:- ¡Ejem!- Tose intencionadamente para apremiarme.
Yo:-Señor Federer,- le miro a los ojos con seguridad -¿Qué diez cosas le pediría usted a un buen yogur?
RF:-¡Capullo!- se levanta mucho más rápido que antes y me aparta de un manotazo; es el manotazo de revés más elegante que me han dado en la vida. Me rindo, esta vez no le perseguiré.

Así acaba mi primera entrevista con un personaje de primera línea mundial, no se puede decir que haya sido un fracaso, pero tampoco un éxito rotundo. Como me queda hueco en esta crónica de la entrevista para un par de preguntas más, entrevisto al botones aparcacoches:

Yo:-Señor botones, ¿A qué achaca los últimos resultados obtenidos por Roger Federer en torneos de Grand Slam?
Botones:-En primer lugar, es muy difícil mantenerse tantos años en primera línea de cualquier deporte profesional. Roger va cumpliendo años y la factura física de la élite se tiene que notar. Este hecho coincide con el ascenso de varios jugadores como Soderling, Berdych, Murray, Djokovic, y como no, Rafa Nadal. Aparte de eso, defendía muchos puntos en la temporada de tierra batida....- Este tío no tiene ni idea, mejor dejar aquí la crónica.


jueves, 13 de mayo de 2010

El gran retortijón - Parte II

'¿Tú qué miras?' Es en realidad una guía para aprender a jugar al Chinchón, un juego que estuvo prohibido por la Federación Intergaláctica durante más de un milenio a raíz la ola de suicidios que provocó en el planeta 'Canciones XVII'. Esta ola de suicidios prácticamente devastó a toda una raza de seres superinteligentes conocidos como los frustrables; por lo visto, la razón principal de los suicidios era que se quedaban a bastos y casi siempre les salían cartas altas de oros, copas u otro palo que no fuera bastos.

La civilización frustrable pereció y el juego fue prohibido, pero algunos individuos sobrevivieron merced a que habían sufrido un aislamiento prolongado en una de las lunas de su sistema solar llamada 'Torrebruno VI', debido a las cenizas vertidas a su atmósfera por el volcán: 'Eyjafjalla' desde el planeta tierra. Según parece, a estos no les había dado la fiebre del Chinchón, sino la del Cinquillo Cabrón y el Impávido, mucho menos dañinos para sus frágiles morales.

Los frustrables supervivientes se exiliaron al plantea tierra donde se les ofreció todo tipo de comodidades; casas de lujo en Islandia y un trabajo estable en France Telecom. Lamentablemente, por causas desconocidas, hoy no queda ningún frustrable.

El último pereció durante un periodo de vacaciones que pasó en España a causa de la picadura de una funcionaria de las que dan citas en el ambulatorio de Azuqueca de Henares, para la que no se conoce antídoto. Su nombre era Ujfalusi Rodríguez, pero le llamaban 'El Cagapiscinas'.

-Ya, me parece muy bien, pero yo sólo te he preguntado si podías dejarme ese libro para calzar el acelerador de neutrones, que está cojo- dijo el científico de la expedición.
-Esto, sí, cógelo y luego te lo lees y comentamos...

Regreso taciturno a mi cápsula de hibernación intentando ordenar en mi cabeza los últimos acontecimientos. Al momento, decido que es mejor echarme otra siesta para que el espectro borrachuzo se me pueda aparecer en un sueño y aclararme un poco todo.

- ¡Levitación! ¡Inducción al sueño REM!

Roncando.

Ya he empezado a soñar:

-José Luis- ¡Hombre! Si es el amigo espectro.
-¿Qué, se te ha pasado ya un poquito?
-Sí... Pero no grites- se lleva las manos a sus inexistetes sienes.
-Ya... Bueno, creo que me tienes que aclarar...
-Oye, no grites, en serio.
-¡Grito si me da la gana! ¡No te jode!
-¿Quieres que te desvele los misterios de este planeta o no? Vamos a llevarnos bien...
-Bueno, venga, al grano pues... Si no sabes beber no bebas- digo entre dientes.
-Lo primero es que te deshagas de la cabra.
-¿Cómo?
-La cabra en la que me transmuté, que la tenéis ahí en la despensa y ahora no me puedo aparecer en esa realidad; vamos, que soy una cabra. Y dile al médico que cuando me ordeñe no apriete tanto, coño, que me deja los pezones hechos polvo.
-Pero ¿Cómo me deshago del bicho?
-Tú sabrás... Si no muere, yo no me puedo aparecer, y en sueños es muy complicado desvelar, que luego empiezan a aparecer compañeras de trabajo en pelotas, y así no se puede. Por cierto, que aunque me cambiéis el agua alguna vez no os pasa nada, en serio.  Por no hablar de la calidad del forraje, que vamos, he visto rellenos de sofá más...

Me despierto sobresaltado; está sonando la alarma a lo bestia; al parecer la nave que tenemos orbitando Planeta ha entrado en contacto con otra nave cuyas intenciones no están claras, pero que nos está apuntando con toda su potencia de fuego. Me teletransporto inmediatamente al puente de mando de la nave sin darme cuenta de que llevo el pijama de Bob esponja.

El encargado de comunicaciones (y cocinero) me indica entre risitas cómo está la situación. Un resumen muy rápido podría ser este: Mal.

-Póngame en contacto con el capitán de la otra nave.
-Contacto vía holograma en tres, dos , uno... Dentro.
-Hola amigo, mi nombre es José Luis Rodríguez...- Ante mí aparece el holograma más horroroso que he visto en mi vida; una... cosa con muchos brazos y cara de mico hace unos aspavientos ridículos y amenazantes, mientras profiere a voz en grito... Bueno, sílabas.
-¡Laaaaaaughaghughaaaalaalalaa!
-¿En qué idioma habla este?- Le digo en voz baja al cocinero (y encargado de las comunicaciones)
-No sé, podría estar intentando cantar algo de Massiel...- Le miro con la misma reprobación que cuando me sirve la vichisuas.
-No le entiendo; Do you speak English?
-¡Laaaaaaughaghughaaaalaalalaa! ¡Ughlali! ¡Laghgajuuuuuuu!
-Esto, José Luis, que están cargando sus armas...
-¡Ughgajuhughaaaalaalalaa! ¡Ughlaliiiiiiiiiiii!

A ver, José Luis, piensa... sonrío al holograma mientras me dirijo por lo bajinis al encargado de Seguridad (y pinche de cocina)

-¿Podemos dispararles nosotros?
-¿Con esos escudos? ¿Estás de broma? No les hacemos ni cosquillas...
-¡Ughgajuhughaaaalaalalaa! ¡Ughlaliiiiiiiiiiii!
-¿Y nuestros escudos aguantarán su ataque?
-Ni de coña; estamos muertos.
-¡Laaaaaaughaghughaaaalaalalaa!
-Noventa por ciento de potencia de tiro disponible...

De repente, soy presa de una iluminación de esas que sólo tenemos los grandes genios:

-¿Podemos teletransportar algo a su cabina?- Le digo al cocinero.
-Eeeerr... no más de 70 kilos.
-¡Laaaaaaughaghughaaaalaalalaa!
-Noventaysiete...
-Mande a la cabra desde la despensa a su puente de mando ¡Ahora!- Mi heroica figura se yergue apolínea mientras doy gallardas instrucciones; si no tenemos en cuenta el pijama de Bob, la situación es épica.
-Cabra teletransportada- dice el cocinero con tono dubitativo.

De repente, la figura gritona y amenazante se queda parada y en silencio; no es fácil interpretar sus estados de ánimo, a pesar de tener más de veinte ojos visibles, pero desde luego, es patente que la aparición del ovino le ha pillado por sorpresa, confuso es poco.

Instantes después, decir que se ha desatado el infierno en su puente de mando es quedarse corto. La desconcertada cabra ha empezado a arremeter contra todo bicho viviente generando un pánico irrefrenable en los miembros de la tripulación. Normal, con semejante monstruo topando... Me pongo en su lugar y me río yo de Alien...

El caso es que, por lo que hemos podido ver después de que la cabra derribase al capitán, la tripulación ha intentado sin éxito interceptar al ovino con las pistolas láser, convirtiendo el puente en un maremagnum de chispas, fuego y explosiones varias sólo imaginable si se ha estado en las fallas. Resultado: Su nave ha acabado cayendo a Planeta sin ningún tipo de control.

Yo disfruto en silencio de mi dulce victoria, dos pájaros de un tiro,  hasta que escucho unas fatídicas palabras provenientes del cocinero:

-Teletransportando de vuelta a la cabra en tres, dos, uno...
-¿Qué? ¡Insensato! ¡Para eso!
-Pero... No podemos dejar a uno de nuestros hombres... cabras... a uno de los nuestros con el enemigo; el trabajo ya está hecho...

Todos en el puente me miran expectantes ¿Seré capaz de dejar al valiente ungulado a merced de una muerte segura? Si lo hago nadie volverá a confiar en mí, eso está claro.

-Traelo...

Dicho y hecho; otra vez en la despensa.

El segundo problema sólo está resuelto a medias; resulta que los bichos han conseguido aterrizar la nave en Planeta ¡Yupi! Y, para colmo, una de sus naves salvavidas se dirige hacia nosotros.

-Bueno, así tenemos un prisionero... - Dice el Pinche de Cocina (y Jefe de Seguridad)
-Mejor no hacer prisioneros ¡Dispárenle la cabra desde un cañón de fotones!- Intento dotar a mis palabras de seguridad, pero no me las creo ni yo.
-Atrayendo la cápsula con el rayo tractor.- El cocinero ni se inmuta.



lunes, 10 de mayo de 2010

El gran retortijón- Parte I

Otra vez la misma historia; civilización perdida, ruinas antiquísimas, símbolos indescifrables, profecía apocalíptica, etcétera, etcétera. Sin embargo, esta vez la cuestión podría tomar un rumbo más interesante, veamos.

Soy José Luis Rodríguez Zapatero V, arqueólogo planetario especializado en vestigios culturales y civilizaciones extintas, corre el año del Señor 3721 después de Belén Esteban y me encuentro realizando mis rutinarios trabajos a unos 700 kms bajo la corteza del planeta 'Planeta'. Aparte de que tiene un nombre bastante vulgar, decir que Planeta es un planeta inhóspito es tan eufemístico que rozaría la mentira. Murcia en julio, un sitio fresquito comparado con esto.

Es posible que mi nombre les suene de algo, ya que soy autor del bestseller intergaláctico '¿Tú qué miras?'.  No me extenderé al respecto por modestia, pero un e-book que ha permanecido durante 17 siglos en el nº 1 de la lista de ventas del Cometa Halley, habla por sí solo.

El caso es que esta misión, en principio rutinaria, está tomando un cariz cuando menos extraño; misteriosas desapariciones de mis compañeros de expedición, una supernova a punto de explotar, voces de ultratumba lanzando terroríficos mensajes de advertencia... Hasta aquí todo normal, como en cualquier misión, pero hace unas 10 horas...

-José Luis...
-¿Eh?- media vuelta y sigo durmiendo.
-¡José Luis!
-¿Eh?¿Qué, qué?- media vuelta y sigo durmiendo.
-¡JOSÉ LUIS!

Me despierto sobresaltado, hasta que veo al típico espectro del abismo, con sus ojos rojos amenazantes, al lado de mi cápsula. Osea, justito para luego no saber si lo has soñado o era real.

-A ver, ¿Qué? Que voy a morir ¿No? Que me espera un infierno horrible, vamos...
-José Luis, debo hacerte una revelación...
-Venga, coño, que me queda media hora de siesta...
-Este lugar es sagrado y pesa sobre él una maldi...
-Venga, vale, hasta luego- media vuelta e intento coger la postura.
-José Luis...
-La clonadora que me reprodujo... ¡Fuera!
-Que ya no te voy a decir nada de la maldición...
-¿Cómo?- Si conoceré bien yo a los espectros del abismo como para saber que son monotema, qué raro...
-¿Tienes algo suelto para coger un café en la máquina?
-¿Qué?
-Es broma, hombre... ¿Qué haces, de misión, no?
-¿Qué quieres, espectro, darme palique?
-Oye, seré un esprecto, esprecto...
-Espectro.
-Gracias, pero tengo conversación... ¿De qué planeta eres?
-Esto no me había pasado nunca... Oye, no es el momento, es que tengo que descansar... Venga, hasta luego.
-Sólo dime el planeta, hombre- se me acerca y me toca el brazo con el aura, percibo su hálito espectral.
-¡Que no me toques! ¡Que me dejes en paz!- Se me acerca aun más. No era un hálito espectral, era un aliento a cazalla que tiraba para atrás.
-Oye, ¿Tú que te has creído? Yo soy un esprecto, esprecto...
-Espectro... ¿Vas pedo?- Le entra la risa floja. Al cabo de un instante se pone a cantar a voz en grito:
-¡Tengo el ectoplasma destrozado por tu amoor!

Sus gritos desafinados levantan al resto de la expedición; la típica tía buena entra corriendo en la habitación en bragas y sujetador, portando una pistola láser, secador, o algo. Volvemos un poco a la normalidad.

El espectro intenta desmaterializarse, cosa no muy difícil cuando estás hecho de ectoplasma, pero del pedo que lleva no le sale y acaba transustanciándose en una cabra. La cabra me cae encima y la tía buena me pilla en pelotas abrazado al ovino dentro de mi cápsula.

-Perdón...- Dice azorada y visiblemente ruborizada; su visión hace que me ponga muy cachondo, lo que faltaba. Ella lo advierte debajo de la sábana.
-Perdón, yo...- Se pone aun más roja y la respiración se le acelera. Su pecho arriba y abajo, y mi pene más y más arriba. Mientras tanto, la cabra me ha vomitado encima.

En ese momento hace su entrada el médico de la expedición, nos mira a los tres por encima de sus gafas de pasta y dice por lo bajinis:

-Se veía venir.

Yo lucho por quitarme la cabra borracha de encima.

-¡Ayúdenme, es un espectro del abismo!
-Sí, del abismo profundo- dice el médico.



viernes, 30 de abril de 2010

El porqué de por qué y el glorioso advenimiento

Llevaba una vida normal hasta que empezaron a visitarme unos ángeles camorristas. Como resultado de sus apariciones me hice discípulo de la personificación de Dios en la tierra, hasta que se metió en el Proyecto Hombre y me abandonó. Posteriormente estuve viviendo en un planeta fuera del sistema solar con unos seres de luz pretendidamente superinteligentes, que resultaron ser unos gilipollas de primera; y aquí estoy, nivel de inglés conversación. No, quizá no sea buena idea ser tan sincero de sopetón.

Sé que mi futuro depende en buena medida de esta entrevista y voy a dar lo mejor de mí. Si supiera con seguridad qué es 'mí' sería mucho más fácil, pero a estas alturas no estoy seguro de casi nada. Cuando uno ha tenido conversaciones con el Creador como la siguiente, se vuelve bastante inseguro:

Dios: -En verdad te digo que los contenedores de al lado de los Rodilla son un filón, mucha gente tira los sandwiches a medio comer- se introduce de cabeza en el cubo y las piernas le quedan colgando fuera. Al cabo de unos segundos se oye un grito; no se aprecia bien si es una voz sobrehumana o la resonancia del container -¡Hostia!
Yo: -¿Qué pasa, has encontrado uno de pavo?
Dios, descolgándose a duras penas: -¡Hoooostiaaaa!- me tiende un arrugado papel de periódico gratuito -¿Es verdad?
Yo, lo leo a media voz: -Belén Esteban se pelea con el jurado de...- soy interrumpido de inmediato por el Gran Hacedor.
Dios: -¡No, coño! La de más abajo.
Yo, vuelvo a leer: -'A punto de ponerse en marcha el Large Hadron Collider, en busca del Big Bang'... ¿Y?
Dios: ¿No te das cuenta? ¡Lo encienden mañana y no tengo nada preparado!
Yo, le miro con cara de incomprensión: -Bueno, ya creaste el universo...
Dios:- ¿Y?
Yo, dubitativo: -Pues que ahora se verá un poco mejor cómo lo hiciste...
Dios: -¿Qué coño... no ves que me lo voy inventando sobre la marcha? Joder, joder... A que tengo que crear el Bosón de Higgs...
Yo: -Pero vamos a ver, la... la física teórica...
Dios: -La física teórica me la paso yo por los cojones ¿No te das cuenta de la gilipollez que es? Si no tiene ningún sentido- se ríe -y lo de la cuántica, ahí sí que me pasé, iba de pacharán hasta las cejas ese día...
Yo: -Pero, entonces ¿Cómo funciona realmente el universo?
Dios: -Y yo que sé.
Yo: -Pero lo has creado tú...
Dios- ¿Cómo funciona la mierda que has cagado esta mañana? No ves que mis caminos son insondables... Cada cosa es cada cosa y punto. Vamos, que los átomos no existían hasta que me los inventé hace ciento y pico años.
Yo: -Pero las estrellas... La fusión... Su energía proviene de la fusión nuclear, y ya estaban allí millones de años antes...
Dios: -¡Pero qué dices! Si me parece que esto lo cree hace cinco mil años o así.
Yo: -Pero, los huesos de dinosaurio, el petróleo...
Dios:-¿Quieres dejar de decir gilipolleces? Esas cosas las suelo hacer cuando voy pedo para echar unas risas. Bueno, el petróleo lo puse para que con el tiempo inventaran los bolis Bic, que me molan mucho, sólo los de punta normal, los de fina no.
Yo: - Entonces, ¿La creación de verdad es la que aparece en la Biblia?
Dios:-No me la he leído ¿Lo de Adán y Eva, no? Pues casi sí, aunque también hay exageraciones; es que cuando hablaba con los evangelistas iba puestísimo, y a veces se me iba la pinza.- Mira al cielo pensativo -a lo mejor pongo una partícula exótica que contradiga la teoría estándar, sólo por joder. Luego me mola ver las explicaciones y las teorías... ¡No, mejor una dimensión extra o algo así!
Yo:-Esto es ridículo.
Dios: -¡Anda este! ¿Ahora te das cuenta? Estás dando vueltas a una bola de fuego sobre una piedra húmeda ¡Joder, qué gilipollez! si lo normal sería que no existiese nada ¿O no? Y ahora te asustas porque me voy inventando las leyes universales sobre la marcha, hay que joderse.
Yo: -Ay, del verbo aber es sin 'h'.
Dios:- Pues ahora por tocarme los cojones lo voy a poner con 'h' y vas a quedar como el culo con los lectores.
Yo: -Pero, ellos saben que es sin 'h'.
Dios: -Pues ahora van a saber que es con 'h' de toda la vida, te jodes ¿Qué dices que le pasaba a la Belén Esteban?

Y esa es la razón de que el verbo 'haber' se escriba con 'h', y por eso, como reminiscencia del pasado real, las personas que envían sms a los programas de televisión lo escriben invariablemente sin 'h'. Pero, calla, si no estaba contando eso... A lo que iba, como tenemos tiempo, empezaré por el principio, la historia comienza hace unos siete años; lo escribí todo en este diario:


I

A las seis de la mañana del pasado martes algo turbó mi plácido sueño, cuando recobré la conciencia tras unos instantes de estupor comencé a escuchar un sonido de timbales y trompas que resonaban a lo lejos, en el aire flotaba un agradable olor a rosas y, sorprendentemente, corría una fresca brisa por la habitación

La penumbra del cuarto comenzó a dejar paso a luminosos destellos en medio de una repentina y densa bruma. Presa del desconcierto, me quedé paralizado sentado en la cama cuando acerté a mirar hacia arriba para comprobar que donde antes estaba el techo ahora se veía un límpido cielo azul. Atónito, colegí que aun soñaba e intenté despertar, sin resultado. ¡Estaba despierto contemplando un fenómeno sobrenatural en mi propio dormitorio!

Sin saber cómo reaccionar volví a bajar la vista para descubrir la impresionante figura alada de quien identifiqué rápidamente como un ángel que se presentaba ante mí con toda su gloria. Su imagen resplandecía con una luz propia, de él parecía emanar energía, su augusta cara carecía totalmente de expresión. No sentía ningún miedo ante esta aparición aunque estaba absolutamente sobrecogido y emocionado. De pronto, su voz resonó con tremendo estruendo con unas palabras que jamás olvidaré:

¡TÚ! ¡TÚ, HIJOPUTA! ¡TÚ, HOLGAZÁN! ¡A TRABAJAR! ¡HOLGAZÁN!... ¡Y LIMPIA TU CASA! ¡HIJOPUTA! ¡ME CAGO EN TU PUTA MADRE!



II

Han pasado seis meses desde el primer episodio y ha vuelto a ocurrir. De nuevo el cielo en mi habitación, de nuevo el olor a rosas, a santidad, de nuevo el sobrecogedor espectáculo de una aparición angelical.

Lo había estado esperando, sabía que volvería a ocurrir y esta vez iba a pedir una explicación. Así que, sin mirar directamente a la serena cara del ángel hablé en un tono casi inaudible, las palabras apenas brotaron de mi boca:

-Gran Señor, ¿sois mi ángel de la…?- pero él no me dejó acabar y con una voz prodigiosa y divina, entonó un canto magnífico, que estremecía:

-¡HIJOPUTAAAAAAAA HIJOPUUUUUTAAAAAAAA!-

Entonces, su bella canción cesó y ambos nos miramos por unos segundos en silencio, fijamente, su rostro hierático e impasible. Fue un momento desconcertante, hasta que me decidí a hablar:

-Gran Señor, loado sea su nombre, ¿es esto algún mensaje que queréis trans…?- Por segunda vez fui interrumpido con un cántico, en esta ocasión mucho más potente y decidido:

-¡HIJOOOOPUTAAAAAAAA HIJOPUUUTAAAAAAAA!-

Se hizo el silencio.

Cantó una tercera vez:

-¡HIJOOOOPUTAAAAAAAA CABRONAAAAZOOOOO!-

En ese instante otras dos hermosas figuras aladas descendieron de los cielos y se postraron de rodillas a ambos lados del ángel cantor, componiendo una figura celestial. Así, los tres ángeles comenzaron una gloriosa ascensión dejándome otra vez conmovido y paralizado.



                                                            III

Por tercera vez ha ocurrido. Por tercera vez he sido testigo de la divina aparición. Esta vez todo un coro de ángeles hermosos, estremecedoramente bellos, se han materializado en el espacio y el tiempo para mostrarse ante mí.

He de decir que nunca he sido una persona muy religiosa, por lo que no llego a comprender por qué los ángeles han tenido a bien bendecirme con sus apariciones.

Pero lo que realmente no entiendo es el mensaje que me quieren transmitir, ya que en esta última visita estuvieron mucho rato arrojándome lo que, de no haber provenido de tan divina fuente, habría identificado como basura (huesos de aceituna, pañuelos de papel usados, alitas de pollo a medio comer y una lata vacía de aceite para el motor, entre otras cosas). Además, cuando les interpelé acerca del papel que me habían asignado en la misión divina y el motivo por el cual se manifestaban ante mí, profirieron los acostumbrados insultos subidos de tono.

Con mis rudimentarios conocimientos acerca de la religión creé un altar en el salón de mi casa donde ubicar las reliquias con las que me habían obsequiado los querubines, hasta que el olor que desprendían me obligó a retirarlas y arrojarlas, con el mayor de los boatos, a un vertedero.

Si la actitud de las criaturas angelicales ya me resulta extraña, los sucesos que han acompañado a las apariciones en mi vida cotidiana no lo son menos. Sin ir más lejos, ayer por la tarde caminaba por la calle cuando recibí el impacto de una manzana mordida.  Me quedé aturdido en medio de la acera y al girarme descubrí huyendo entre risotadas a varios individuos con sotana. Hace dos semanas tuve que salir corriendo para ahuyentar a unas monjas que estaban tratando de forzar mi coche, por mencionar otro de los extraños sucesos de los que estoy siendo pasivo protagonista.

Por si fuera poco, últimamente estoy recibiendo anónimos del siguiente tenor: “EL PAPA TE MANDA A TOMAR POR CULO”.
No diría que mi situación es desesperada, estoy más desconcertado que asustado, pero tampoco sé a quien acudir. No es probable que la policía se crea nada de lo que me está pasando, algo que ni siquiera para mí tiene ningún sentido. Obviamente, cualquier persona a la que acuda me tomará por un loco.

Claro está que yo mismo he llegado a plantearme si mi salud mental no estará en su mejor momento y seré presa de algún tipo de paranoia religiosa con manía persecutoria, pero los hechos están ahí: en su último advenimiento los ángeles me formatearon el ordenador, haciéndome perder todos los datos que en él había, y tuve que reinstalar el sistema operativo. Eso no pude hacerlo yo mismo en un arranque de locura, ya que, sencillamente, no sé cómo formatear un ordenador. Además, el otro día se presentaron en la puerta de mi casa cuatro repartidores de pizzas aduciendo que había encargado 20 de anchoas. Cuando llamé a la central para aclarar el asunto, el responsable de los pedidos me dijo que había llamado una mujer, por lo que, o mi distorsión de la realidad ha llegado a un grado supremo, o yo no pude haber efectuado ese pedido (dejando aparte el hecho de que no me gustan las anchoas).



                                                            IV

Se acabó, no soy un hombre que se alarme fácilmente, pero esta mañana me han pasado cerca varios rayos, y, por si fuera poco, cuando caminaba por delante de una iglesia, una gárgola se ha desprendido de la fachada y he salvado la vida por un pelo.

Las llamadas amenazadoras a mi móvil se suceden sin parar, y ayer entró por la ventana del salón un cocktail Molotov en una botella de Quina Santa Catalina que estuvo a punto de prender toda la casa. La situación se hace insostenible, lo que empezó con unos inofensivos insultos va camino de convertirse en un linchamiento.

Para colmo, ayer se presentó en mi casa el Presidente de la conferencia episcopal, Monseñor Rouco Varela, para confirmarme con muy malos modos lo que ya tenía claro: que el mismo Dios está detrás de esto. En un tono más que amenazador me gritó que me fuera preparando, porque no había visto nada de Su ira todavía. Acto seguido me escupió y se fue dando un portazo que casi arranca la puerta de los goznes.

Unos instantes después sonó el timbre de la puerta, era de nuevo el Cardenal, que se había dejado el paraguas y que le parecía un grandísimo hijo de puta; nuevo portazo.

No dejo de preguntarme por qué. ¿Por qué? ¿Por qué Dios quiere hacerme la vida imposible? Tratar de racionalizar la situación no sirve, los caminos del Señor pueden ser inescrutables, pero Su actitud conmigo no sólo desafía toda lógica, sino que sobrepasa con creces el acoso.






                                                            V

Llevo una semana sin dormir ni pasar por mi casa. Tengo miedo de quedarme solo porque los ángeles pueden aparecer en cualquier momento para darme una paliza.

Han sido jornadas largas y agotadoras vagando por centros comerciales de día y discotecas de noche. El martes tuve que esconderme de unos frailes que querían robarme los zapatos y azotarme en público. De no ser por mis tarjetas de crédito, me habría convertido en un desecho social, un auténtico vagabundo, y estoy a 60 euros de agotar los recursos.

Me encuentro al borde del colapso, pero creo haber hallado la solución a mis problemas. He llegado al límite tanto física como mentalmente, mas no me voy a derrumbar. Si Dios quería un Job moderno, se ha equivocado de pleno eligiéndome a mí.

Está decidido, voy a presentar batalla, Dios ha empezado la guerra y pienso aliarme con su peor enemigo, él ha de protegerme de la arbitrariedad del Creador, de sus sucios manejos.

Si Dios conspira contra mí, no me voy a quedar quieto esperando, voy a responder. Ojo por ojo…


                                                            VI


Ante mis nuevas perspectivas existenciales, he confeccionado un procedimiento para hacer el mal de manera coherente, basándome en las características que, a mi juicio, debe poseer un buen monstruo impío. Así pues, he clasificado mis nuevos comportamientos dentro de tres categorías, asignando un coeficiente de ignominia del 1 al 25 (siendo 1 mínimamente reprobable y 25 incalificablemente atroz).

De cada una de las categorías me he propuesto efectuar como mínimo tres acciones diarias que sobrepasen en total los 60 tantos.

Por ejemplo, perversidades correspondientes al 28 de mayo:

1- Comportamientos antisociales:

Esta mañana a primera hora he hecho mis necesidades en la puerta de una emisora radiofónica propiedad del obispado [12 puntos] justo cuando se disponía a entrar su comentarista estrella [3 puntos extra]. No contento con eso, les he enseñado el cimbel a unos monaguillos [15 puntos].

Como corresponde a mi nueva condición, estoy cambiando de vocabulario. A media tarde me he cagado en Dios siete veces [8 puntos] mientras visitaba el museo Reina Sofía (creo que en la exposición de Kandinsky faltaban obras importantes) pero luego cuando una señora me ha pisado en el metro le he sonreído y le he soltado un “no se preocupe” [-23 puntos]. Menos mal que he podido rectificar a tiempo y la he llamado “vieja zorra”, le he vomitado encima y le he robado el bolso [25 puntazos de vellón]. 

Con la pasta que llevaba la vieja zorra me he comprado un MP3 en el que he descargado, pirateada, la discografía completa de “Satannica” [5 puntos] más una canción de “Tam Tam Go” que me gustaba, la de “Voy cruzando el río” [-7 puntos].


2- Herejías, blasfemias, sacrilegios y otros:

Ya he empezado a adorar al Maligno sacrificando algún animal (a falta de algo más evolucionado, he pisoteado a dos cucarachas y le quité las alas y las patas a una mosca de las verdes. [Todo ello me ha reportado 2 puntillos].

Con objeto de conseguir un aspecto más perverso, me he tatuado a navaja cruces invertidas por todo el cuerpo y, ya puestos, me he hecho ateo (antes era sólo agnóstico) [17 puntos]. No ha sido fácil dar este paso del agnosticismo al más denodado ateísmo, pero lo he hecho porque puede molestar bastante, además, ha sido el mismo Dios quien me ha empujado a ello.

Tengo pensado violar también a alguna monja virgen (pero todavía no he visto ninguna que me guste) y un día de estos voy a echar el currículo en una inmobiliaria [7 puntos por la intención].


3- Otros:

En el Registro Civil me han convencido para no cambiarme el nombre (Francisco Javier) por Satanás Belcebú Pérez [0 puntos].

Tampoco he podido apostatar, ya que me niego a pasarme por una iglesia, y me han informado de que no se puede hacer por lo civil. No es que me hayan informado exactamente, pero al preguntar al funcionario de los juzgados dónde podía apostatar quería remitirme al hipódromo de la Zarzuela. Como ha resultado todo tan ridículo me he negado a encuadrar esta maldad en grado de tentativa dentro de la categoría 2 [1 punto].

De igual manera se han visto frustrados mis planes para fundar una secta satánica debido a los inabordables trámites administrativos (papeleo más difícil que matricularse en la UNED). La alternativa era darla de alta como Asociación Cultural Deportiva, pero no me ha parecido suficientemente inicuo [1 punto].


Balance del día: 66 puntos de vileza; aprobado por los pelos.


Soy un hombre nuevo, ahora me siento protegido, me siento poderoso, libre de las ataduras de la moral o la ética, las normas las dicto yo, y me limpio el culo con las putas Tablas de la Ley. Soy el auténtico Anticristo español.

                       
                                        VII

Parece que mi nueva estrategia da resultado, ahora Dios quiere mantener una entrevista conmigo, me da en la nariz que va a capitular y pedirme perdón. La verdad es que me alegro de que el desenlace de esta historia se acerque, porque encuentro la tarea de ser malvado bastante ardua.

Lo de la entrevista me lo ha comunicado el Arcángel San Gabriel (el hijo de puta que empezó con los insultos por fin se ha identificado) que se me apareció mientras estaba profanando tumbas en la Almudena (categoría 2 [25 puntos]). Si no es por su naturaleza inmaterial se habría llevado unas buenas hostias el muy cabrón. De todas formas me he despachado a gusto insultándole, porque él, esta vez, en vez de llamarme de todo me ha tenido que decir “Ave Francisco”, y yo le he respondido: “Ave Francisco… me cago en tus muertos”. Creo que le he hecho llorar.

A lo de la reunión he dicho que vale, que accedo a mantener una entrevista, pero en terreno neutral, y nada de aparecer en forma de paloma ni polladas de esas porque a mi las palomas me parecen ratas con alas y me puede pegar alguna infección el Espíritu Santo.

Como terreno neutral no se me ocurría ninguno (ya que Dios es omnipresente) he elegido el circuito de Cheste, en Valencia., por decir un sitio y ponerme chulito. Así que hoy es el día, ¡te emplazo, Señor de todas las cosas!

Hoy el Gran Hacedor tiene que darme la explicación y las disculpas que me debe, y no le va a salir gratis, puesto que como indemnización quiero que me sean revelados los porqués de la existencia y la respuesta a las grandes preguntas que la humanidad se plantea desde los albores de la civilización (por si se me olvida alguna, llevo escritas en la mano las más importantes).



VIII (MI PRIMERA ENTREVISTA CON DIOS)

Aquí me encuentro, ante la recta principal del circuito de Cheste y el momento más crucial de mi existencia, posiblemente, el más crucial de cualquier existencia, estoy a punto de ver a Dios, el Todopoderoso, Él.

El sol comienza a despuntar tras el graderío y sus rayos, aun tímidos, envuelven la figura sedente, contemplativa, de un hombre al final de la recta principal.

A unos segundos de la iluminación definitiva, a pocos metros de que la realidad absurda cobre sentido, comienzo a caminar firmemente hacia la figura. Tengo el vello de punta y fuertes escalofríos recorren mi cuerpo como descargas eléctricas desde mis sienes a la punta de mis pies.

A medida que avanzo, mi firmeza se desvanece, comienzo a temblar ligeramente y mis dientes castañetean, prácticamente estoy bañado en sudor frío. Mis ojos casi desbordados por lágrimas y mi respiración convulsa. Pero continúo moviéndome con el arrojo de la desesperación, con paso yerto, rígido y patético, como si balas invisibles me atravesaran las entrañas a cada pisada. Pero no cejo, sigo en pos del porqué, del sentido.

Avanzo. Es mi recta final hacia el entendimiento.

Poco a poco, comienzo a vislumbrar Su figura con más nitidez, empiezo a distinguir Su ropa, Su aspecto general, y ya entreveo Su cara, la cara de Dios.

Siempre había tenido la imagen de Dios como un venerable anciano canoso, con larga barba y hermosa melena, ataviado con una túnica de un blanco inmaculado, calzado con sandalias y de aspecto enjuto, pero amable. Qué equivocado estaba.

Barba sí tiene, pero de cinco días, bastante fosca, al igual que el pelo, sucio y descuidado, largo pero con grandes calvas. Su aspecto de inmaculado tiene más bien poco, de hecho, sería bastante acorde con la imagen que se tiene generalmente de un yonqui.

A juzgar por su comportamiento, no sólo es imagen, se trata de un drogadicto recién satisfecho. Me acerco poco a poco, pues, aunque sé que es el Dador de vida y Señor de todas las cosas, tengo cierto reparo instintivo hacia este tipo de persona.

-¿Eres Dios?

Sonríe con unos dientes marrones como la madera de aya (los que le quedan) y me mira con los ojos entrecerrados, se está desatando una goma del brazo, no cabe duda de que está muy colocado.

-¿Eh?

-¿Que si eres Dios?- digo alzando la voz.

-Yo soy el que soy… ¿Tienes un cigarro?

-No- le miro fijamente -¿realmente eres Dios?

-Que sí, cansao.

-No me lo creo. Si realmente eres Dios, haz un milagro.

El yonqui levanta un dedo mugriento y, repentinamente, el cielo se tiñe de rojo, un rojo intenso. Se queda mirando al dedo con cara de incredulidad y encoge los hombros. Acto seguido, ambos nos elevamos del suelo hasta una altura de unos veinte metros, permanecemos suspendidos, para mi asombro y se diría que el suyo.

-¿Lo ves?- dice triunfante, aunque se le nota algo inseguro. Al menos parece que se le ha pasado un poco el colocón.

Me postro ante Él, lo que me resulta muy difícil puesto que nunca antes había levitado.

-Muy bien, me imagino que me he sido convocado para recibir una explicación.
-¿Sobre qué?

-Sobre lo que me ha pasado últimamente…

-Pues no.

-¿Cómo?

-Que no.

-Entonces, ¿para qué me has hecho llamar?

-No sé, no me acuerdo.

-¿Cómo?

-Es por la heroína, ¿sabes? Se me olvidan las cosas.

-Pero… si eres Dios, entonces eres omnisciente… lo sabes todo…

-Sí, sí, pero yo soy la transfiguración humana, o como se diga. Vamos, una personificación de la deidad, con la memoria bastante jodida por todo lo que me he metido. Pero bueno, ¿qué quieres que te explique? A ver si te puedo ayudar.

Le cuento lo de las apariciones, las amenazas, los homicidios frustrados, etcétera, y Él comienza a reírse a carcajadas, hasta el punto de que se le saltan las lágrimas. Literalmente se descojona vivo.

-Joder, qué cabrones los ángeles y los curas- dice entre carcajadas –qué cabrones- añade.

Espero a que termine de reírse y le inquiero con un gesto.

-Pues no te lo puedo explicar… he debido de decirles que lo hicieran, pero no me acuerdo. El problema de esta gente es que, para ellos, lo que yo digo va a misa. Vamos, que se lo toman todo a la tremenda, seguro que mencioné algo sobre ti en alguna conversación y… pero bueno, yo estoy aquí y tú también, puede ser mucha casualidad, pero a mí me parece que es un designio mío y que todo ha sucedido de acuerdo con él.

-Pero ¿por qué?

-“¿Por qué?” Eso es lo de la causa y el efecto, eso es de aquí, de este piano.

Hago una seña como de que no entiendo nada.

-Escucha y atiende, porque sólo te lo voy a explicar una vez. Esto que te voy a contar es la verdad absoluta y última de la existencia, si no entiendes algo, voy muy rápido, o tienes que ir al baño, levanta la mano. Bueno, allá va:

Esto pertenece al Todo, el Todo es lo que hay y es el infinito. Está compuesto por infinitos infinitos que a su vez son infinitos, y en cada infinitud, existen infinitos pianos de realidad…

-¿Pianos?...- le interrumpo, Él me hace un gesto imperioso e inequívoco para que levante la mano. Le pido disculpas y así lo hago, entonces me concede la palabra. –No entiendo lo de los pianos…-

-Pianos... plianos…

-¿Planos?

-Eso… bueno, a partir de ahora los voy a llamar wiki wikis, para simplificar. El caso es que esos wiki wikis de realidad son también infinitos.

El infinito es y no es, existe y no existe a la vez, pero aquí parece que eso es imposible debido al tiempo. El tiempo es una ilusión que hace parecer imposible que algo sea y no sea a la vez. Es como el cine, los fotogramas van pasando y dan la impresión de continuidad. Te pongo un ejemplo, ahora ahí abajo hay un árbol, o sea, que en este pia… wiki wiki de realidad el árbol existe, si mañana lo talan,  para ti ya no existe. Pero, ¿y si no hay ahora? Si no existe el tiempo el árbol existe y no existe a la vez.

Pues eso es lo que hay, los fotogramas existen y no existen a la vez, porque el tiempo es una ilusión de este y otros wiki wikis, pero tú no lo puedes ver, porque en cierto modo tú eres producto de esa ilusión. Como si el actor en una película pudiera pensar por sí mismo al pasar la cinta, pero cuando ésta no se proyecta no existe su “yo”.

O sea, que lo que en realidad existe (y no existe a la vez) son los fotogramas ¿lo pillas?

-No…

Dios hace caso omiso y continúa:

-Todos los wiki wikis son producto de la naturaleza infinita del Todo, acto y potencia a la vez, ser y no ser al mismo tiempo.

Levanto la mano: -Pero entonces, ¿existe todo lo que se puede pensar?... quiero decir… existe cualquier cosa…

-Sí y no. Existe todo lo pensable y lo impensable, y no existe a la vez.

-Pero yo existo…

-Hostia, vaya un tío importante, ¡oh, el señor existe!- Dios hace reverencias exageradas con gran sarcasmo – cuidado, que el señor existe-

-Quiero decir que no puedo no existir a la vez-

-Tú existes ahora dentro de este wiki wiki, cuando mueras no existirás. Como el infinito es acto puro y potencia pura, existes y no existes. Mira, el Todo es todo, y eso incluye también la nada y la posibilidad del ser. Para ti esto es contradictorio porque el tiempo parece que ordena las cosas según un esquema en el que hay cosas que existen y cosas que no existen, cosas que pueden existir y cosas que no, suprime el tiempo de esa ecuación y obtendrás el Todo.

Reflexiono sobre este punto, lo que dice parece tener algún sentido, pero no acabo de captarlo.

-Verás, el infinito no puedes comprenderlo, de hecho, su infinitud implica que lo que te estoy contando es infinitamente cierto, pero también infinitamente falso. No sólo porque hay infinitos wiki wikis parecidos a este en los que no soy Dios realmente, sino porque hay infinitos wiki wikis en los que soy Dios realmente, pero no tengo ni puta idea de lo que digo, y así sucesivamente.

-Pero este es un… wiki wiki concreto, ¿en este es cierto?

-Bueno, este es un wiki wiki, pero también es infinito, así que infinitamente sí e infinitamente no. Quiero decir que cada diapositiva que forma la ilusión temporal es infinita, hay infinitas de ellas e infinitas nadas.

-Y… ¿todos los fotogramas acaban formando wiki wikis? ¿un fotograma puede formar parte de diferentes wiki wikis?

-Infinitamente sí y no. La ausencia de tiempo es equivalente a la eternidad en ese sentido, si tienes infinitos elementos y los combinas en un tiempo infinito a un ritmo infinitamente alto…

-Entonces, ¿no hay una inteligencia que rige todo? el Todo del que hablas no se puede racionalizar, es el caos en el que todo puede existir y existe ¿no tiene conciencia el Todo?

-Sí, claro que sí, y no, ni de coña. De todos modos, ten en cuenta que el concepto que tú tienes de lo que es ‘pensar’ incluye el tiempo: un razonamiento empieza (antes) y acaba (después), desde esa perspectiva como mucho podría haber una meta-inteligencia… -se queda pensativo- aunque sólo es una teoría…

-Pero… Tú eres omnipotente y omnipresente ¿no?

-Sí, sí, pero, a lo mejor hay alguien más omnipotente y omnipresente que yo…

-Pero… Tú eres omnisciente, lo que significa que conoces todo…

-Y dale con los omnis… se te ha olvidao decir que soy omnívoro, que como de todo. Hay que joderse, que venga yo y lo vea… infinitamente sí e infinitamente no.

Quizá debido a que mi mente no puede mantener las elevadísimas cotas de abstracción por las que transcurre nuestra charla, me dedico ya a valorar otro tipo de consideraciones  -O sea que las religiones están equivocadas, son una tontería-.

-De eso ni hablar, hay infinitos wiki wikis en los que cada religión es cierta ¿no has entendido nada?- Me sorprende la respuesta porque no había pronunciado el pensamiento en voz alta.

Estoy absolutamente desmoralizado, la verdad absoluta (al menos podría serlo según he  deducido) escapa completamente a mi comprensión.

Dios se ha estado liando un porro mientras hablábamos y me lo ofrece –por eso me he dado yo a las drogas, porque me parece todo una mierda-.

-Coño, ahora que lo pienso te podías hacer mi discípulo y seguirme y eso y escribir un evangelio o algo ¿qué dices?

Acepto el peta que me ofrece y le digo que sí, quizá ése sea el sentido de mi existencia después de todo.

-Felipe, vende todas tus pertenencias y sígueme- mientras pronuncia estas palabras un aura beatífica le ilumina y una luz cegadora brota de su mano extendida hacia el cielo.

-Maestro, me llamo Francisco y ¿por qué debo vender mis pertenencias?

-No sé, me lo he inventao porque se me ha ocurrido que podemos comprar bastante droga con lo que saques.

Descendemos al suelo y atravesamos andando la línea de meta, -¿de qué equipo eres?- me pregunta Dios.

Un momento, parece que vienen a buscarme para la entrevista, en cuanto acabe con ella continúo contándole.


IX LA ENTREVISTA DE TRABAJO


Nos disponíamos a darnos la mano cuando se oyó un sonido a lo lejos. Él se detuvo en seco y se puso a mirar al infinito, concentrándose en aquel sonido. Ambos nos quedamos clavados como estatuas, en medio de un incomodísimo ademán. Dos discóbolos absurdos plantados en la entrada de la oficina.

Poco a poco el sonido se fue haciendo más intenso de manera directamente proporcional a cómo se borraba de mi cara la media sonrisa. En unos cinco segundos fue evidente que se trataba de un helicóptero.

No éramos los únicos petrificados; la recepcionista permanecía inmóvil, congelada como si para ella no transcurriera el tiempo. El teléfono trató de sonar, pero ella lo desconectó al instante.

Incluso el tipo que estaba reponiendo la máquina expendedora de consumibles quedó extasiado, dentro de la oficina no se oía ni una mosca, todo el mundo parecía haberse sumido en un profundo trance.

Por algún motivo que yo desconocía, aquel helicóptero era de una importancia vital. No sabía cómo reaccionar: -Parece un helicóptero – dije en voz baja, casi susurrando.

-¡chssst!- el Director levantó la mano con un gesto imperioso para que me detuviera. La recepcionista me dedicó una mirada acusadora, entrecerrando los ojos. Permanecí incómodamente callado con la sensación de haber metido bien la pata.

Cuando ya no podía caber ninguna duda razonable de que era efectivamente un helicóptero, el director se dirigió a la puerta y gritó: -¡HELICÓPTERO!

Acto seguido, una avalancha de oficinistas se precipitó contra la cristalera de la recepción intentando ansiosamente encontrar el artefacto. Me sentía profundamente fuera de lugar y algo avergonzado por no saber a qué atenerme, pese a que ninguno de ellos había siquiera reparado en mi existencia, y eso que alguno prácticamente me había arrollado.

Tímidamente comencé a acercarme a la ventana, cuando me adelantó a toda velocidad un individuo encorbatado provisto de una silla de ruedas. El veloz discapacitado chocó violentamente contra sus compañeros antes de detenerse en una maniobra que cualquier kamikaze japonés se hubiera negado en redondo a ejecutar por temeraria. No obstante el tremendo golpe, nadie le hizo el menor caso.

El protagonista de la maniobra se dirigió a mi en tono apremiante y me espetó: -¡levántame, coño!- acompañando sus palabras con ostensibles gestos apremiantes. Reaccioné sin pensar y fui corriendo a levantarle. Ni siquiera me planteé que era absolutamente imposible para mi levantar un peso muerto de unos 90 kilos de imprudente minusválido, silla de ruedas excluida.

De repente, alguien señaló con el dedo y gritó: -¡ALLÍ!- en ese momento, se desató un estado de catarsis colectiva. Mientras tanto, yo hacía mi primer intento infructuoso por levantar al individuo, por el método de agacharme, fundirnos en un patético abrazo e intentar recuperar la verticalidad. Con esto sólo conseguí ponerme rojo y empezar a sudar.

-¡A CABALLITO!- gritó él con extremada urgencia. Me di la vuelta y me senté sobre sus rodillas, sin perder un segundo me rodeó con sus brazos cual pulpo que hiciera presa sobre un incauto cangrejo. A pesar de la imposibilidad momentánea de tomar aire, en un esfuerzo heroico logré despegar su cuerpo de la silla, aunque no pude ponerme de pie por completo, más que eso lo que hice fue tambalearme con la espalda completamente doblada hacia delante.

Estaba a punto de vencerme y caer de bruces, pero aguantaba deambulando con pasos erráticos por el hall. Mi jinete, que veía cómo me alejaba del objetivo primigenio, decidió tomar las riendas (literalmente) y me agarró por la corbata; -¡DERECHA! ¡DERECHA!- y acompañaba sus órdenes con fuertes tirones hacia el lugar indicado. Cada sacudida me hacía sacar un poco más la lengua pugnando por respirar.

Ahora puedo afirmar que esa leyenda que circula por ahí acerca de la manera de morir de los ahorcados es totalmente verídica. Pero yo no estaba en ese momento para concentrarme en erecciones involuntarias, más bien me centraba en sobrevivir a la asfixia. Mis denodados esfuerzos por conseguir aire culminaron cuando caí a cuatro patas y, como consecuencia del desplome de su montura, el sujeto soltó la corbata para aferrarse a mi pelo. Una bocanada benéfica de oxígeno puro anegó mis vías respiratorias al echar mi cabeza hacia atrás con el tirón de pelo, y de la misma manera que entró salió convertido en un grito tan espantoso que por un instante consiguió desviar la atención del helicóptero.

Al girar sus cabezas, los que podrían haberse convertido a corto plazo en mis compañeros de trabajo divisaron la siguiente composición:

El aspirante a técnico de Relaciones Laborales jadeaba con la lengua fuera, a cuatro patas, con la cara completamente roja y empapada en sudor, mientras era sodomizado por Mariano, el de Administración, que parecía haber saltado sobre él desde su silla de ruedas y le agarraba con saña del pelo. Y aquello parecía gustarle al candidato a juzgar por el bulto palpitante que sobresalía en sus pantalones.

-¡POR DIOS!- gritó el Director, -¿QUÉ HACEN?- si hubiera tenido suficiente resuello habría tratado de explicar algo, o al menos decir “no es lo que parece…”, pero, lejos de recriminarnos la orgía homosexual sadomasoquista, sus siguientes palabras me dejaron aun más perplejo:

-¡SE ESTÁN PERDIENDO EL HELICÓPTERO!- y dirigiéndose a una especie de armario de tres puertas con forma vagamente humanoide le ordenó: -Furgón, no se quede ahí parado, levántelo y sosténgalo en brazos-. Dicho esto, todos excepto Furgón volvieron a centrarse en el ingenio volador.

Le vi venir hacia nosotros con una determinación fuera de toda duda, como un terminator programado para ejecutar su misión, hubiera jurado que el suelo temblaba a cada paso. Aunque su mandíbula, y el resto de su abultado cuerpo me daba bastante miedo, me sentí aliviado porque pensaba que me iba a quitar de encima a Luis Astolfi II. Y sí lo hizo, me lo quitó de encima y lo depositó en el suelo a mi lado, para mi sorpresa. Después se giró hacia mí y, aparentemente sin esfuerzo alguno, me levantó en volandas desoyendo mis protestas. -¡Se refiere al otro! ¡Yo puedo andar!- grité con todas las energías que me quedaban, pero era inútil forcejear con aquella acémila, así que me abandoné a mi suerte en sus brazos.

Permanecí en esa posición sonrojante en brazos del geiperman durante más o menos un minuto eterno, siendo testigo de la emoción generalizada al observar cómo surcaba los aires aquel aparato. Intenté hacer caso omiso de Mariano que me imploraba desde el suelo que le ayudase a incorporarse trepando por la pierna de Furgón. Su gesto tratando de alcanzar mi mano me recordó vagamente la famosa escena de la capilla Sixtina, pero infinitamente más patética. Ya me resultó duro verle arrastrándose hacia el tumulto con desesperación sin que nadie moviese un músculo para ayudarle.

Sus conmovedoras súplicas, unidas a la impotencia y la tensión del momento hicieron que me derrumbase por completo y me echase a llorar como un crío. El Director reparó en mi reacción y, volviéndose hacia mí, puso una mano sobre mi hombro. En un tono paternal y emocionado me dijo: -Sí, sí, sí… ya lo sé-.

¿Qué coño sabía ese hombre? me pareció tan absurdo el comentario que mi llanto se cortó de raíz. No sé si mi cara reflejaba toda la extrañeza que sentía, pero algo debió de notarse porque el Director, malinterpretándolo, dejó de asentir y adoptó un gesto solemne y cómplice, me dio una palmadita y sentenció: - Bell two hundred and six Jet Ranger-.

Súbitamente, por algún motivo que yo desconocía, había empezado a hablarme en inglés. Sin salir de mi asombro traduje el mensaje en mi cabeza: “campana doscientos seis reactor guardabosques”. ¿Podía ser aquello más incoherente? le miré fijamente a los ojos mientras intentaba descifrar aquel código cuando me hizo un guiño y se volvió a girar. En aquel momento, todos los presentes me dirigieron miradas celosas, como si aquella jerga ininteligible que acababa de emplear significase que me había nombrado subdirector.

Intenté con todas mis fuerzas racionalizar la situación. Debía pensar con claridad, respiré hondo, “calma, reflexiona un instante” me dije a mi mismo, semejante retahíla de incongruencias debía de tener algún significado, no podía ser una sarta de estupideces inconexas sin más.

Al instante decidí que era imposible descifrar aquel galimatías y resolví centrarme en salvar la situación a partir de ahí, borrón y cuenta nueva. “Donde fueres haz lo que vieres”, reuní todo el ánimo que me quedaba y me dirigí a Furgón para intentar que me bajase: -swimming pool scissors one thousend and thirty policeman!- (¡piscina tijeras mil treinta policía!) le espeté en un tono rebosante de autoridad.

Dicen que los perros saben lo que les quieres decir por el tono que empleas aunque no puedan entender claramente las palabras. Pero mi valiente incursión en el surrealismo no tuvo los efectos deseados. Sin apenas inmutarse, el gigante habló para repetir palabra por palabra lo que había dicho el Jefe: -Bell two hundred and six Jet Ranger- y añadió: - el que tú dices no existe - para volver a mirar al cielo como un robot.

Durante unos segundos la sinapsis fue frenética en mi cerebro y entonces caí, ¡era el puto helicóptero! El hombre había pensado que lloraba por la emoción de contemplar ese modelo concreto.
Entonces, como parte de aquel torbellino de emociones en el que estaba inmerso, no pude reprimir una sonora carcajada ante el demencial equívoco. El Director de nuevo observó mi reacción y me volvió a guiñar un ojo: - no se ven muchos de esos ¿eh? -. Nuevas miradas de pura envidia me hicieron bajar la vista, y aquello fue a peor, porque mi mirada se encontró con la de Mariano que, sin emitir sonido alguno me dijo, vocalizando perfectamente: -PE – LO – TA-.

Traté de pasar aquel mal trago de la forma más digna posible, traté de pensar en otro lugar, evadirme de algún modo y huir mentalmente de allí. Los últimos cuarenta y cinco segundos habían sido los peores de mi vida, aquello era demencial.

Cuando el ingenio volador no era más que un punto imperceptible perdido en la lejanía, todas las cabezas se tornaron hacia el Director, cuyo gesto de satisfacción era patente. Tras un instante de absorta complacencia murmuró: - a trabajar- y todos los presentes se giraron al unísono como movidos por un resorte.

Por supuesto, ese ‘todos’ incluía a Mariano, que se arrastraba en dirección a su silla, y a Furgón, que me llevaba en brazos hacia su lugar de trabajo. Antes de que yo pudiera reaccionar para protestar, escuché las palabras mágicas: -suéltelo Furgón- y fui depositado suavemente en el suelo.

Cuando me levanté de allí mi imagen era poco menos que lamentable; sudaba abundantemente, estaba completamente descamisado, la corbata colgando por la espalda, peinado estilo Earl Hickey… un espanto absoluto. –Discúlpeme un segundo, pero tengo que ir al baño…- y me dirigí hacia los lavabos haciendo acopio de toda la seguridad en mi mismo que aun conservaba (poca), era el momento de respirar un segundo y reconducir aquello. Pero no, no iba a ser tan fácil, aquel hombre se me abalanzó como un león sobre su presa, o como una sepia, me agarró fuertemente por el codo, acercó su cara a unos 7 milímetros de la mía, invadiendo salvajemente mi espacio vital, y me susurró: - ya habrá tiempo para eso luego, hijo- y me arrastró hacia su despacho.

No habíamos hecho más que sentarnos cuando se asomó a la puerta un hombrecillo minúsculo, desangelado y bastante retráctil, que musitó:

- Ya… ya hemos acabado de… ya hemos… terminado el tema de lo de…
- ¡De lo de qué!- gritó el Director.
- Lo de…- Me miró de reojo, se le notaba incómodo con mi presencia – el regalo…-
- ¡PERO TÚ ERES GILIPOLLAS! ¡PERO TÚ ERES GILIPOLLAS!- el Director estaba rojo de ira -¡PERO TÚ ERES GILIPOLLAS! ¡DIJE CLARAMENTE QUE NO HICIERAIS NADA!

¿Cómo podía insultarle de esa manera? Aquel tío estaba realmente loco, nadie merece un trato así.

- Pero… usted dijo que era ineluctable que se hiciera…
- Pues claro que es ineructable… si digo que es ineructable que algo se haga ¿qué coño crees que quiero decir, gilipollas?
- Ineluctable… no se puede luchar contra…
- ¿Ineluctable? ¡Yo dije ineructable! ¡Dije que no se podía digerir que se hiciera! Ineluctable… ¡Ineluctable! ¡Esa palabra no existe! ¡Gilipollas!

No podía creer lo que estaba oyendo, tampoco sabía dónde meterme, ni hacia donde mirar. Pero ahora no era el que peor lo estaba pasando, el homúnculo parecía menguar por segundos, llegué a temer que alcanzase su radio de Schwarzschild y nos absorbiera.

-¿Qué coño le has mandado?- parecía que había terminado, pero no- ¡Gilipollas!
-Un… un… exprimidor- las palabras apenas llegaron a brotar de su boca.

El Director habló de forma más pausada, pronunciando cada sílaba: -Has intentado sobornar a un inspector de trabajo con un exprimidor- respiró hondo y añadió gritando: -¡GILIPOLLAS!- acto seguido se levantó e hizo como si fuera a pegarle un puñetazo al humanoide, pero no lo hizo, en lugar de eso le abrazó y le susurró algo al oído. Después me sonrió y se lo llevó a unos metros del despacho.

Desde mi posición apenas se les veía, pero no me resistí a asomarme a través del estor; en este punto, mi capacidad para sorprenderme había decrecido enormemente, pero lo que contemplé logró llevarme a cotas desconocidas para mí dentro del universo sorpresivo. El Director se había arrodillado e histriónicamente había comenzado a gritar con una voz que habría hecho parecer a cualquier cantante de trash metal un niño cantor de Viena:- ¡NO ME ACUERDO DEL COLOR DE LOS OJOS DE MI PADRE!- lo repitió varias veces.

Regresó al despacho descompuesto y se tiró sobre su butaca. Durante cinco minutos estuvo haciéndome las típicas preguntas de entrevista y fue tomado apuntes sobre cada una de mis respuestas. Eso habría sido normal si no hubiera empezado por:
-¿Cuánto quieres cobrar?-
Y acabado por:
-¿Has encontrado mucho tráfico al venir?-
-No, he venido en metro-
-¿Y has podido aparcar bien?-
Realmente no parecía prestarme ninguna atención.

Al cabo de un minuto escribió algo en el mismo papel que había utilizado para tomar apuntes sobre mis respuestas y me lo tendió; -hablemos de dinero-. Cuando me disponía a cogerlo me lo quitó repentinamente y volvió a escribir. Me miró con ojos de niño travieso y media sonrisa y escribió nuevamente.

Antes de mirar la cantidad, no me resistí a echar un ojo a los comentarios que había apuntado sobre mí. Para mi sorpresa, en el papel estaba escrito:

‘Haz el favor de cuando cagues abrir la ventana del baño’
‘Haz el favor de no cagar y dejar la ventana cerrada del baño’
‘Haz el favor de abrir la ventana cuando cagues en el baño’
‘Cuando cagues haz el favor de abrir la ventana del baño’

Volvió a arrebatarme el papel con un movimiento felino, con la distracción no había podido ver la cifra.

-Escucha hijo… ¿qué crees que es lo primero que vas a oír cuando entres aquí?- me miró con cara de interesante –te lo voy a decir; no, mejor te lo voy a contar:

Hace cuatro años yo era el Jefe del Departamento de Selección; en aquella época tuve que seleccionar a un Relaciones Públicas, y vaya si lo hice. Seleccioné al mejor Relaciones Públicas que había en el mercado. ¿Crees que tenía experiencia? cero, no había trabajado en su vida, ¿estudios? No tenía ni la ESO, pero en cuanto le vi entrar por la puerta me dije: ‘Este tío es un Relaciones Públicas como su puta madre’, y no me hizo falta hacerle ni entrevista… no me hizo ni falta hacerle entrevista… no me hizo falta ni hacerle entrevista… ¡contratado! ¡Con un sueldazo de tres pares de cojones! –Se repantingó orgulloso en su sofá- Luego resultó que el cabrón era autista. ¿Tú cómo llamarías a un seleccionador que contrata a un Relaciones Públicas autista?-

-Incompetente- pensé yo.

-Valiente; un profesional que se arriesga… en definitiva, un triunfador… y aquí me tienes- Se levantó de un salto y se señaló a sí mismo como si acabase de marcar un gol. –Pues a algún hijo de puta eso le parece motivo de chanza-.

En ese instante alguien llamó enérgicamente a la puerta del despacho, que había estado abierta desde el principio de la entrevista. Ambos desviamos la mirada para encontrar a una chica de unos 20 años con un aura inconfundible de ser nueva en su trabajo. La joven vestía un uniforme verde de esos que pretenden de una forma poco menos que grosera dar apariencia de asépticos. Al no haber ningún quirófano cerca ni ser carnaval, era evidente que se trataba de personal de limpieza.

- Limpieza- dijo ella escondiendo el chicle en algún rincón de su boca.
El Director la miró de arriba abajo con un descaro que me incomodó bastante. Esta maniobra le llevó al menos cinco segundos, que para mí fueron años. -¿Eh?- inquirió.
-Buenas, ¿Paso a recoger la papelera?
El hombre ladeó la cabeza y la imitó mirándome. Ella enarcó las cejas sorprendida y retomó la masticación.
-¿Cómo te llamas?-
-Noelia- contestó ella sonriendo.
-Noelia ¿no?... tengo yo una amiga que se llama Noelia… me la follé anoche- soltó una sonora carcajada y me guiñó el ojo. Yo no sabía dónde meterme.
-Pues que le aproveche- respondió ella sin perder la calma.
El tipo estaba llorando de risa y yo debía estar azul, creo que intentaba desaparecer en la silla.
-¿Tienes novio, Noe? Porque me parece que aquí tienes un candidato ¿Eh? ¿Eh?- Ya, lo que me faltaba para el colapso absoluto.
La chica se dirigió a mí:-¡Qué poca vergüenza! ¡Lo llevas claro!
-Pero… yo no…no…- balbucí.
- Tú tranquilo que a esta te la acabas trincando, ya lo verás- Se levantó y gritó por encima del hombro de la chica:-¡UN APLAUSO PARA LA PAREJITA!
Todos empezaron a aplaudir. La chica estaba claramente enfadada ¡conmigo!
-Que yo no…- pero ella me cortó –pues a mi novio no le va a hacer gracia… Y me parece que está llegando…- Justo en ese instante comenzó a escucharse a lo lejos el sonido inconfundible, grave y fantasmal de uno de esos coches al que, tras haberle colocado altavoces hasta en los ceniceros, su dueño lo pasea con las ventanillas abiertas independientemente de la estación del año, con el volumen tan alto que para medir el sonido resultante ha de hacerse en megabelios, reproduciendo ‘temazos’ que perfectamente podrían llevar por título ‘Tren frenando’, ‘Gato en trituradora’ o ‘Sonata para martillo picador en Re menor’.
Asomé la cabeza por la ventana y mis temores fueron creciendo exponencialmente; un SEAT Ibiza… amarillo pollito… con faldones… con un alerón que impediría al vehículo entrar en cualquier garaje… conducido por un tipo de cabeza rapada… gafas de sol… plumas sin mangas… cadenas gold filled y anillos estilo sello… ¡Ay Dios!