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miércoles, 13 de octubre de 2010

Cuento infantil: La rana azulgrana y el caballito nihilista (segunda parte)

Y el batracio tenía razón, como casi siempre. Mas cuando su irreflexivo dueño se disponía a reemprender la marcha se le acercó una persona que podría haber sido descrita como una chica por alguien poco detallista, o como una chica joven por alguien un poco más detallista, o como una chica joven y guapa con gafas por Arturo Pérez Reverte,  y se dirigió a él en tono jovial:

-Hola.
-Hola- dijo Segismundo con tono entre malvado y a ver qué quiere esta.

Pero la chica permaneció ahí parada sin decir nada más, así que el príncipe malvado tras dirigirle un media sonrisilla, reemprendió la marcha, algo extrañado, en pos de su amada.

A los cinco pasos se dio cuenta de que la chica le seguía a cierta distancia; una distancia prudencial de unos tres centímetros.

-¿Querías algo?
-No...

Así que Segismundo continuó... Y la chica.

-Oye, ¿Qué quieres? ¿Por qué te vienes conmigo?
-No sé...
-¿Cómo que no sabes?
-Pues no, no sé... Es que soy Alma, la sobrina de Javi.
-¿De qué Javi?
-Del escritor del cuento.
-¿Cómo?
-Javi, el autor del cuento, que es mi tío.
-¿De qué cuento?
-Pues de este, no va a ser de Caperucita Roja...
-¡Aaaah!- Dijo Segismundo convencido de que la chica podía ser una loca peligrosa -¿Y qué quieres, Alma mía?
-Es que no sé lo que quiero, me ha dicho mi tío que me iba a meter en el cuento y aquí estoy- dijo la chica con un acento extremeño/alcarreño que tiraba para atrás.
-O sea, que tu tío te ha enchufado en el cuento... Porque esto es un cuento ¿No?- Dijo Segis mirando lentamente alrededor.
-Hombre, llevas una rana que habla en verso en el bolsillo... Por cierto, me la imaginaba más azulgrana...
-Claaaro... ¿Y cómo acaba este cuento, me caso con una princesa?
-Pues no se sabe todavía, es que mi tío sólo ha escrito la primera parte. De momento sólo se sabe que eres malvado y que te has enamorado de una friki que te cagas.

Fue pronunciar esas palabras y Segismundo sintió una punzada en el estómago; eran los gases de nuevo. Al segundo se recuperó y maravilló ¿Cómo era posible que aquella chica supiera toda esa cantidad de detalles privados? No había duda de que tenía razón, aquello era un cuento y él era el protagonista. Fue más allá en su razonamiento: Contaba con la sobrina del autor, tenía que aprovecharlo...

-Oye, ¿Tienes el teléfono de tu tío?
-No, pero se lo puedo pedir a mi padre.
-Pero, te llevas bien con él, ¿No?
-Puufff, es que es un poco raro...
-¿Raro?
-Sí, siempre habla con palabras raras, y mira el cuento que está escribiendo...
-Pero es majo ¿No?
-Pichí pichá...

Nota del autor: Oye Alma Isabel, vale ya ¿No?

-Procrastinaremos entonces el tema autor y atenderemos lo más urgente; perseguir a mi amada.
-Jopeta, si va a ser autobiográfico...
-¿Cómo?
-Nada- sonrió Alma.

Y así lo hicieron los tres, con tan buena suerte que al doblar la esquina ¡ZAS! Allí estaba ella; etérea, resplandeciente, grácil, delicada, tirada en un portal echando la pota.

¿Es posible tener dos flechazos en un periodo de cuatro minutos? Pensable sí es, posible me parece que también, plausible, quizás, pero a Segismundo no le ocurrió. Como todavía le duraba el de la visión anterior, lo recuperó y se aferró a él.

-¡Oh, amada mía!
-¿Eh? ¿Qué pasa? ¿Eres un ángel? ¡Te cambia de color la ropa!- Dijo ella visiblemente atribulada.
-Seguramente es presa de algún hechizo maligno...- Le comentó Segismundo a la rana y la chica que estaba allí por estar.
-Sí, del hechizo 'Amarillus de cannabis'- terció Alma guiñándole el ojo a Stoichkov, a lo que el anfibio recitó:

Disfrazadas porretas
potando sin pudor,
anuros poetas
y sobrinas del autor

Mi príncipe con gases
como él solo malvado
de grandes personajes
muy bien acompañado

Tragicómico y gordo
comienza sus andanzas;
BIENVENIDOS A BORDO
que rían sin templanza

Y el público la ovaciona puesto en pie, mientras el telón cae suavemente sobre el escenario. ¡No! No, perdón, que no es una obra de teatro... Es un cuento infantil.

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