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lunes, 10 de mayo de 2010

El gran retortijón- Parte I

Otra vez la misma historia; civilización perdida, ruinas antiquísimas, símbolos indescifrables, profecía apocalíptica, etcétera, etcétera. Sin embargo, esta vez la cuestión podría tomar un rumbo más interesante, veamos.

Soy José Luis Rodríguez Zapatero V, arqueólogo planetario especializado en vestigios culturales y civilizaciones extintas, corre el año del Señor 3721 después de Belén Esteban y me encuentro realizando mis rutinarios trabajos a unos 700 kms bajo la corteza del planeta 'Planeta'. Aparte de que tiene un nombre bastante vulgar, decir que Planeta es un planeta inhóspito es tan eufemístico que rozaría la mentira. Murcia en julio, un sitio fresquito comparado con esto.

Es posible que mi nombre les suene de algo, ya que soy autor del bestseller intergaláctico '¿Tú qué miras?'.  No me extenderé al respecto por modestia, pero un e-book que ha permanecido durante 17 siglos en el nº 1 de la lista de ventas del Cometa Halley, habla por sí solo.

El caso es que esta misión, en principio rutinaria, está tomando un cariz cuando menos extraño; misteriosas desapariciones de mis compañeros de expedición, una supernova a punto de explotar, voces de ultratumba lanzando terroríficos mensajes de advertencia... Hasta aquí todo normal, como en cualquier misión, pero hace unas 10 horas...

-José Luis...
-¿Eh?- media vuelta y sigo durmiendo.
-¡José Luis!
-¿Eh?¿Qué, qué?- media vuelta y sigo durmiendo.
-¡JOSÉ LUIS!

Me despierto sobresaltado, hasta que veo al típico espectro del abismo, con sus ojos rojos amenazantes, al lado de mi cápsula. Osea, justito para luego no saber si lo has soñado o era real.

-A ver, ¿Qué? Que voy a morir ¿No? Que me espera un infierno horrible, vamos...
-José Luis, debo hacerte una revelación...
-Venga, coño, que me queda media hora de siesta...
-Este lugar es sagrado y pesa sobre él una maldi...
-Venga, vale, hasta luego- media vuelta e intento coger la postura.
-José Luis...
-La clonadora que me reprodujo... ¡Fuera!
-Que ya no te voy a decir nada de la maldición...
-¿Cómo?- Si conoceré bien yo a los espectros del abismo como para saber que son monotema, qué raro...
-¿Tienes algo suelto para coger un café en la máquina?
-¿Qué?
-Es broma, hombre... ¿Qué haces, de misión, no?
-¿Qué quieres, espectro, darme palique?
-Oye, seré un esprecto, esprecto...
-Espectro.
-Gracias, pero tengo conversación... ¿De qué planeta eres?
-Esto no me había pasado nunca... Oye, no es el momento, es que tengo que descansar... Venga, hasta luego.
-Sólo dime el planeta, hombre- se me acerca y me toca el brazo con el aura, percibo su hálito espectral.
-¡Que no me toques! ¡Que me dejes en paz!- Se me acerca aun más. No era un hálito espectral, era un aliento a cazalla que tiraba para atrás.
-Oye, ¿Tú que te has creído? Yo soy un esprecto, esprecto...
-Espectro... ¿Vas pedo?- Le entra la risa floja. Al cabo de un instante se pone a cantar a voz en grito:
-¡Tengo el ectoplasma destrozado por tu amoor!

Sus gritos desafinados levantan al resto de la expedición; la típica tía buena entra corriendo en la habitación en bragas y sujetador, portando una pistola láser, secador, o algo. Volvemos un poco a la normalidad.

El espectro intenta desmaterializarse, cosa no muy difícil cuando estás hecho de ectoplasma, pero del pedo que lleva no le sale y acaba transustanciándose en una cabra. La cabra me cae encima y la tía buena me pilla en pelotas abrazado al ovino dentro de mi cápsula.

-Perdón...- Dice azorada y visiblemente ruborizada; su visión hace que me ponga muy cachondo, lo que faltaba. Ella lo advierte debajo de la sábana.
-Perdón, yo...- Se pone aun más roja y la respiración se le acelera. Su pecho arriba y abajo, y mi pene más y más arriba. Mientras tanto, la cabra me ha vomitado encima.

En ese momento hace su entrada el médico de la expedición, nos mira a los tres por encima de sus gafas de pasta y dice por lo bajinis:

-Se veía venir.

Yo lucho por quitarme la cabra borracha de encima.

-¡Ayúdenme, es un espectro del abismo!
-Sí, del abismo profundo- dice el médico.



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