Había una señorita llamada Mariluz que viajaba más rápido que la luz; salió de casa una noche y regresó al borde del coma etílico y sin bragas.
Conocido también es el caso de los dos gemelos, de los cuales uno partió de la tierra en una nave espacial que viajaba cercana a velocidades lumínicas. Cuando regresó, en la tierra habían pasado diez años y su hermano le echó una bronca tremenda porque se había llevado su jersey favorito sin pedir permiso. Paradójicamente ni le había dado tiempo a ponérselo de toda la ropa que llevaba, por no mencionar que la nave mantenía una temperatura constante de entretiempo.
No sólo eso, al partir se había dejado un gato dentro de una caja que nadie podía determinar si estaba muerto o no, pero a los dos meses olía que no había Dios que se acercase. Tanto era así, que el gemelo bueno y Mariluz tuvieron que tirar la caja al mar.
Con el tiempo, la caja se coló en un puerto a través de una de las dos rendijas que había para entrar y acabó chocando con un barco llamado 'Interferencia'. El golpe fue tan fuerte que vino hasta el patrón de interferencia ¡Y sólo había una caja!
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